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Los más difícil a la hora de iniciar una actividad empresarial es sin duda encontrar la idea o la oportunidad de negocio. Esto lleva mucho tiempo y trabajo (y, por qué no decirlo, muchos momentos de frustación). Ahora bien, una vez que encontramos una potencial idea empresarial surge la siguiente gran pregunta: ¿Qué pasos debo seguir para iniciar mi idea de negocio?
En esta guía se tratará de responder a esta cuestión observando cada una de las fases o pasos que el emprendedor deberá seguir para poder diseñar el mapa de trabajo o el camino para el desarrollo de su idea y el inicio de su actividad empresarial.
Una vez que tenemos la idea de negocio y estamos dispuestos a invertir nuestro tiempo y dinero en el desarrollo de esta actividad, tenemos que resolver la principal pregunta clave, ¿es viable nuestro plan?
La respuesta a esta cuestión es esencial. Si nuestra idea de negocio es potencialmente viable, nuestras posibilidades de conseguir financiación (elemento clave en cualquier negocio) aumentarán de forma considerable y el emprendedor se sentirá más confiado en invertir tiempo y dinero en el desarrollo de su idea. Por el contrario, si la respuesta a la pregunta es negativa, entonces será el momento de replantearse la idea e, incluso, desecharla. En este último caso, lo más recomendable sería centrarnos en otra actividad o en la búsqueda de otro proyecto de negocio. Sin duda, nuestro bolsillo y nuestro bienestar agradecerán el abandono de un proyecto no rentable lo antes posible.
Para analizar de forma objetiva la viabilidad de nuestra idea será necesario diseñar un plan de negocio. En este plan, los promotores de la idea empresarial detallarán, entre otros, los siguientes aspectos:
El diseño del plan de negocio permitirá analizar de forma objetiva la idea de negocio, de tal forma que se pueda realizar una estimación razonable de sus posibilidades de éxito. Asimismo, será una herramienta clave para informar a potenciales inversores sobre la idea de negocio y facilitar que puedan colaborar con su financiación (p. ej. la correcta realización de un plan de negocio será esencial si se desea participar en una ronda de negociación con futuros inversores,o para solicitar cualquier tipo de ayuda pública o subvención).
La elaboración de un plan de negocio por parte del emprendedor no es obligatoria, pero se trata de una herramienta vital para su puesta en funcionamiento, sobre todo en los negocios en los que se necesiten solicitar la inversión por parte de terceros.
Muchas veces un negocio no depende únicamente de un emprendedor o promotor, sino que suele ser el resultado del acuerdo o negociación entre varios promotores, ya sean personas físicas o varias empresas. En estos casos, lo recomendable sería acordar la firma de una carta de intenciones u oferta de negociación (p. ej. un acuerdo para comenzar la negociación de la compra de una empresa o para sentar las bases de un proyecto de investigación), a los efectos de permitir a las partes acuerden de buena fe las bases de la negociación que podrá llevar a la creación futura de un negocio.
Una vez sentadas las bases del proyecto, las partes podrán acordar la preparación del correspondiente plan de negocio.
Por otro lado, el desarrollo de la actividad, se podrá llevar a cabo de forma conjunta comprometiéndose ambas partes a compartir su experiencia y sus recursos para el inicio de una actividad conjunta (p. ej. un desarrollador de software podrá colaborar con una empresa de ingeniería para crear un proyecto robótica en el que se combinará la tecnología y el personal de cada una de las empresas que participan en el proyecto). En estos casos, las bases del negocio y de las obligaciones de cada una de las partes se podrán sentar mediante la firma de contrato de joint-venture.
Una vez analizada la potencial viabilidad del negocio, el siguiente paso será el inicio propio de la actividad, es decir, la puesta en marcha del negocio. En este punto, es importante tener en cuenta lo dispuesto en nuestra guía "¿Cuándo es conveniente crear una sociedad?" a los efectos de determinar la forma legal más adecuada iniciar nuestro negocio (p. ej. a la hora de decidir entre la constitución de una sociedad limitada o una sociedad limitada profesional, dependiendo de las características de nuestro negocio).
La clave en este punto es decidir si el proyecto se iniciará como autónomo o freelance, o si bien, dadas las características del proyecto y las cantidades necesarias para su puesta en marcha, se decide llevar a cabo la constitución de una sociedad. En general, los proyectos, sobre todo si requieren poca financiación, se iniciarán como autónomo o freelance, pudiendo los promotores constituir una sociedad a posteriori.
En el caso de que el promotor acuerde la creación de una empresa para el inicio de la actividad, surge otra importante cuestión, ¿cuál es el tipo de sociedad más adecuado para mi negocio? Existen numerosas formas de organizar jurídicamente una empresa (formas sociales), por lo que una de nuestras principales obligaciones como emprendedores será decidir cual es la más adecuada.
El tipo societario o de empresa más común es la denominada sociedad limitada. Se trata de un tipo societario ideal para empresas pequeñas o medianas, en las que los socios quieran garantizar su propiedad sobre el negocio a la vez que tratan de limitar su responsabilidad.
Además, en estos casos, los socios podrán firmar los denominados acuerdos o pactos parasociales (p. ej. la firma de un acuerdo en el que se regulan los derechos y obligaciones de los socios de una startup) para garantizar su compromiso con el negocio, fijar las actividades que cada uno de ellos se compromete a realizar en relación con la empresa y detallar las condiciones para su salida del negocio, entre otros puntos.
Por último, en el caso de que los promotores así lo estimen oportuno, cabe la posibilidad de que la actividad se inicie mediante la compra de una sociedad que se encuentre actualmente en actividad, lo cual puede ser un método rápido para iniciar una actividad, aunque requerirá de la correpondiente asistencia legal para limitar la potencial responsabilidad del adquirente sobre las deudas previas de dicha sociedad.
Tras realizar el plan de negocio e iniciar nuestra actividad empresarial de acuerdo con lo señalado en el apartado anterior, ya podremos ejecutar todas las actividades de nuestro negocio y desarrollar la estrategia empresarial o comercial previamente diseñada. En los siguientes puntos, se hará un breve repaso de toda la documentación que se debe tener en cuenta para el desarrollo el correcto desarrollo del negocio.
El diseño de un plan de marketing puede ser un elemento importante para fijar la actividad empresarial y competitiva de la empresa, así como para detallar todas las actividades concretas que se llevarán a cabo a corto y medio plazo para permitir el correcto desarrollo de la actividad.
Por último, no debemos olvidar que el inicio de una actividad empresarial implica una serie de obligaciones fiscales, sociales o mercantiles que se resumen a continuación:
Todo ello sin perjuicio de los documentos concretos que puedan ser necesario completar dependiendo de la actividad concreta que se lleve a cabo mediante el negocio.
Una vez que tenemos una idea de negocio debemos comenzar otra tarea de casi mayor dificultad: preparar el plan de negocio y sentar las bases para el inicio de la actividad empresarial. De esta forma, el promotor deberá llevar a cabo las siguientes actividades: