En multitud de ocasiones se nos puede exigir realizar declaraciones juradas para diversas cuestiones, como por ejemplo, para cumplir unos requisitos de unas oposiciones, para solicitar unas subvenciones o ayudas, para aportar datos sobre unos hechos que solo dicha persona tuvo conocimiento. Por ello, es importante saber exactamente qué es y qué responsabilidad conlleva declarar algo en una declaración jurada.
En la presente guía, se aclarará el concepto de declaración jurada, y posteriormente se analizarán los tipos de declaraciones juradas según su forma y según su finalidad. Asimismo, se expondrá las posibles consecuencias legales en caso de declarar hechos que no son ciertos ni verdaderos en una declaración jurada. Para terminar, se explicará cómo realizar correctamente una declaración jurada, y qué formalismos se deben cumplir para que tenga validez legal.
Una declaración jurada se compone de expresiones verbales o escritas, hechas por una persona ("el declarante") acerca de su situación personal o de la situación personal de otra persona que conozca directamente, y cuya veracidad puede ser asegurada ante una autoridad judicial o administrativa. Por tanto, cualquier manifestación que se realice ante las anteriores autoridades se tomará como cierto hasta que se demuestre lo contrario.
Además, la información contenida en una declaración jurada deberá ser siempre de primera mano, es decir, información que el declarante haya obtenido directamente. Por tanto, la información que se utilice no puede ser información obtenida por terceras personas o meras especulaciones, sino que el declarante tiene que tener pleno conocimiento de la información que va a ofrecer.
Las declaraciones juradas pueden utilizarse en diferentes ocasiones, pero su función principal consiste en agilizar procesos o trámites legales que requieran que un tercero presente un documento que no resulte fácil obtener en el momento (sustituye de manera transitoria la presentación de documentos), o dar fe de una situación que no puede demostrarse de ninguna otra manera.
Según su forma, las declaraciones juradas se dividen en dos tipos: las declaraciones juradas simples y las declaraciones juradas notariales-judiciales, siendo las primeras las que generan una menor responsabilidad al declarante puesto que no tienen presunción de veracidad.
Por tanto, las declaraciones juradas simples requieren menos formalismos y suelen utilizarse en circunstancias personales o de negocios (como parte de un contrato); mientras que las declaraciones juradas notariales-judiciales aseguran la veracidad de unos hechos bajo juramento, debiendo estar firmada obligatoriamente por un Notario que dote de veracidad el contenido de la declaración.
En todo caso, ambos tipos de declaraciones juradas son manifestaciones personales y voluntarias del declarante, alegando que unos hechos son o no ciertos. No obstante, en las declaraciones juradas simples el declarante no realiza dichas manifestaciones delante de ninguna persona encargada de recibir los juramentos (el Notario), por lo que la responsabilidad legal que se genera es mucho menor en caso de que sean falsas dichas declaraciones. En el caso de las declaraciones juradas notariales-judiciales, el declarante relata unos hechos bajo juramento (el contenido deberá estar verificado por un Notario), y dicha veracidad podrá ser asegurada ante una autoridad judicial o administrativa, teniendo presunción de veracidad dichas manifestaciones salvo que se demuestre lo contrario. Por tanto, en caso de que dichas declaraciones sean falsas, el declarante puede ser sancionado a nivel penal o administrativo.
Como ya se ha ido explicando a lo largo de la guía, los declarantes no deben mentir ya que en el momento de realizar una declaración jurada, se genera responsabilidad legal. No obstante, dicha responsabilidad legal variará en función de si nos encontramos ante una declaración jurada simple o notarial-judicial.
En el caso de declaraciones simples, puesto que no se verifican ante ningún Notario, no tienen presunción de veracidad por lo que las consecuencias legales son menores. No obstante, en caso de aportar una declaración simple ante una autoridad administrativa o judicial, y se demuestre posteriormente que contenía datos falsos o erróneos, se perderá los beneficios que se obtuvieran gracias a la declaración falsa. Además, en caso de que se haya obtenido dinero, es posible que la autoridad administrativa le exija su devolución con intereses legales y de demora.
Por otro lado, respecto a las declaraciones notariales-judiciales, éstas tienen presunción de veracidad, por lo que si contienen afirmaciones contrarias a la verdad, el declarante podría encontrarse con consecuencias legales a nivel penal o administrativo. En este sentido, se podría iniciar un procedimiento contra el declarante por un delito de falsedad documental sancionado en el Código penal con hasta dos años de prisión. En todo caso, la consecuencia legal variará en función del uso que se le ha dado a la declaración jurada.
Las declaraciones juradas se pueden utilizar en multitud de ocasiones, siendo las más frecuentes las siguientes:
En cuanto a la forma que debe tener una declaración jurada, se debe distinguir primero si se va a realizar de forma oral o escrita, siendo ambas totalmente válidas a efectos legales.
En caso de que el declarante vaya a realizar una declaración jurada simple, esta puede realizarse por el propio declarante con su puño y letra o a través del ordenador. No obstante, en el caso de las declaraciones juradas notariales, el declarante traerá su declaración escrita ante el Notario y éste dará fe del contenido (comprobará sus datos personales, así como la veracidad del contenido).
Con respecto a la redacción del documento, este deberá contener todos los datos personales del declarante, y se deberá exponer todos los hechos de forma clara y concisa. Además, es fundamental que todas las páginas de la declaración jurada estén firmadas por el declarante, y fechadas adecuadamente. En caso de que no se esté seguro sobre la redacción del documento, se recomienda la utilización de un abogado experto en la materia que pueda asesorarle para redactarla correctamente.
Una vez que se tiene la declaración jurada redactada y verificada por un Notario, el declarante podrá aportarlo ante la autoridad administrativa o judicial pertinente para que surta los efectos legales oportunos. Así, por ejemplo, para acceder a unas subvenciones o ayudas públicas, se podrá exigir al declarante que realice una declaración jurada sobre sus ingresos económicos y sus bienes inmuebles, y aportarlo al procedimiento administrativo pertinente, en el cual las autoridades administrativas se asegurarán que los datos ofrecidos en la declaración son verdaderos.